Digno de una visita

Carolina Quesada
Costa Rica

El paraíso: Playa Grande de Montezuma

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La brisa del mar acaricia y refresca la piel húmeda por el agua del mar y el sudor. Me encuentro sentada bajo la refrescante sombra de palmeras de coco y árboles de almendro en una playa que parece interminable: Playa Grande de Montezuma en Costa Rica. Mi lugar favorito en todo el mundo. Un lugar que merece ser visitado.

Eso sí: para llegar a esta mágica playa situada en el sur de la Península de Nicoya, hay que caminar aproximadamente unos treinta minutos, desde el pueblo más cercano: Montezuma. ¡Pero el viaje merece la pena! Por dos razones. La primera: Playa Grande es el paraíso terrenal. No soy la única que lo aprecia así. El montezumeño Pablo Varela va a Playa Grande con su tabla de surf bajo el brazo: “Lo que me gusta de Playa Grande es que no hay edificios ni carreteras. Lo único que ves es naturaleza. Aparte de que cuando hay buenas olas se puede surfear y no hay mucha gente en el mar y así puedes tomar la ola que quieras”. Sin embargo, la marea aquí puede ser bastante fuerte, así que hay que tener precaución.

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El camino es la meta

La segunda razón por la cual merece la pena ir a Playa Grande es el trayecto en sí. Desde la capital costarricense, San José, se viaja en bus público o carro al Puerto de Puntarenas. Desde ahí se toma el ferry a la desembocadura del río Tempisque. Tras una hora de navegación, se embarca en Paquera y desde ahí son unas dos horas para llegar a Montezuma. Es un poblado pintoresco y bohemio con un espíritu tranquilo y al mismo tiempo relajante. La vida nocturna es excepcional, con una gran cantidad de bares y discotecas. Montezuma cuenta con hoteles y cuartos en casi todas las categorías. Se pueden encontrar a un precio muy cómodo para adaptarse al presupuesto del visitante, pero también hay resorts lujosos para satisfacer a aquellos en busca de lujo y más comodidad. Además, hay restaurantes de comida criolla e internacional. Los vegetarianos también tendrán varias opciones en Montezuma.

Desde este encantador pueblo se puede viajar a Playa Grande como excursión de un día. Saliendo en la mañana, antes de que el sol comience a picar y después de un buen desayuno con frutas tropicales, por ejemplo, o con “gallo pinto”. Este plato típico de Costa Rica consiste de arroz y frijoles negros y es acompañado con tortillas de harina de maíz, huevos al gusto, queso frito o carne en salsa.

Para los amantes de la naturaleza

El sendero a Playa Grande es a lo largo de playas y bosques tropicales secos. A mí me gusta ir en sandalias ya que se pueden quitar fácilmente para caminar descalza sobre la arena y ponérmelas en las partes de bosque. A Pablo, nuestro surfista (“surfo” en Costa Rica), también le gusta el camino: “La caminada también es interesante porque se pasa por dos reservas naturales y los senderos son muy lindos para tomar fotos. Además, de vez en cuando puedes ver monos aulladores, llamados congos o monos cariblancos”, explica.

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Después de unos 20 minutos de camino por playa y bosque se llega a la Playa de Piedra Colorada. Su nombre se debe a que la arena es de piedritas rojas. Es un lindo lugar para subir por el río que desemboca al océano y disfrutar de sus aguas frescas y de cataratas. Pero no se queden ahí, porque aunque sea muy bonito hay que seguir nuestro trayecto para llegar a Playa Grande. Refrescados tras el baño en agua dulce continuamos por otro pedacito de bosque y llegamos a una playa que consiste de muchas conchas y caracoles. Esta parte del camino es parte de una de las reservas que nos estaba contando Pablo y en las que se pueden realizar voluntariados. Estas áreas protegidas se llaman Reserva Natural Absoluta Nicolás Weessberg y Refugio de Vida Silvestre Romelia. Esta última se sitúa en Playa Grande. Fue creada en 1997 con el fin de proteger los bosques tropicales y la zona de la playa. Desde 2009 también se conservan las tortugas marinas que anidan en la arena. Venir a observar a las hembras poner sus huevos o ver cómo salen las tortuguitas de sus huevos y corren hacia el mar, es una experiencia única.

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Por su naturaleza intacta, su larga costa solitaria y sus olas ideales para el surf, considero que Playa Grande es un lugar perfecto para quien gusta de la acción, ama la naturaleza y quiera relajarse en una playa especial.

Carolina Quesada nació en San José, Costa Rica el 31 de agosto de 1982. Estudió periodismo en San José, Bremen, Alemania y Avignon, Francia. Hizo una capacitación en medios electrónicos en la ems/Electronic Media School en Potsdam. Actualmente trabaja en la radio y televisión alemanas. Vive en Berlín.

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