El paraíso: Playa Grande de Montezuma
La brisa del mar acaricia y refresca la piel húmeda por el agua del mar y el sudor. Me encuentro sentada bajo la refrescante sombra de palmeras de coco y árboles de almendro en una playa que parece interminable: Playa Grande de Montezuma en Costa Rica. Mi lugar favorito en todo el mundo. Un lugar que merece ser visitado.
Eso sí: para llegar a esta mágica playa situada en el sur de la Península de Nicoya, hay que caminar aproximadamente unos treinta minutos, desde el pueblo más cercano: Montezuma. ¡Pero el viaje merece la pena! Por dos razones. La primera: Playa Grande es el paraíso terrenal. No soy la única que lo aprecia así. El montezumeño Pablo Varela va a Playa Grande con su tabla de surf bajo el brazo: “Lo que me gusta de Playa Grande es que no hay edificios ni carreteras. Lo único que ves es naturaleza. Aparte de que cuando hay buenas olas se puede surfear y no hay mucha gente en el mar y así puedes tomar la ola que quieras”. Sin embargo, la marea aquí puede ser bastante fuerte, así que hay que tener precaución.
El camino es la meta
La segunda razón por la cual merece la pena ir a Playa Grande es el trayecto en sí. Desde la capital costarricense, San José, se viaja en bus público o carro al Puerto de Puntarenas. Desde ahí se toma el ferry a la desembocadura del río Tempisque. Tras una hora de navegación, se embarca en Paquera y desde ahí son unas dos horas para llegar a Montezuma. Es un poblado pintoresco y bohemio con un espíritu tranquilo y al mismo tiempo relajante. La vida nocturna es excepcional, con una gran cantidad de bares y discotecas. Montezuma cuenta con hoteles y cuartos en casi todas las categorías. Se pueden encontrar a un precio muy cómodo para adaptarse al presupuesto del visitante, pero también hay resorts lujosos para satisfacer a aquellos en busca de lujo y más comodidad. Además, hay restaurantes de comida criolla e internacional. Los vegetarianos también tendrán varias opciones en Montezuma.
Desde este encantador pueblo se puede viajar a Playa Grande como excursión de un día. Saliendo en la mañana, antes de que el sol comience a picar y después de un buen desayuno con frutas tropicales, por ejemplo, o con “gallo pinto”. Este plato típico de Costa Rica consiste de arroz y frijoles negros y es acompañado con tortillas de harina de maíz, huevos al gusto, queso frito o carne en salsa.
Para los amantes de la naturaleza
El sendero a Playa Grande es a lo largo de playas y bosques tropicales secos. A mí me gusta ir en sandalias ya que se pueden quitar fácilmente para caminar descalza sobre la arena y ponérmelas en las partes de bosque. A Pablo, nuestro surfista (“surfo” en Costa Rica), también le gusta el camino: “La caminada también es interesante porque se pasa por dos reservas naturales y los senderos son muy lindos para tomar fotos. Además, de vez en cuando puedes ver monos aulladores, llamados congos o monos cariblancos”, explica.
Después de unos 20 minutos de camino por playa y bosque se llega a la Playa de Piedra Colorada. Su nombre se debe a que la arena es de piedritas rojas. Es un lindo lugar para subir por el río que desemboca al océano y disfrutar de sus aguas frescas y de cataratas. Pero no se queden ahí, porque aunque sea muy bonito hay que seguir nuestro trayecto para llegar a Playa Grande. Refrescados tras el baño en agua dulce continuamos por otro pedacito de bosque y llegamos a una playa que consiste de muchas conchas y caracoles. Esta parte del camino es parte de una de las reservas que nos estaba contando Pablo y en las que se pueden realizar voluntariados. Estas áreas protegidas se llaman Reserva Natural Absoluta Nicolás Weessberg y Refugio de Vida Silvestre Romelia. Esta última se sitúa en Playa Grande. Fue creada en 1997 con el fin de proteger los bosques tropicales y la zona de la playa. Desde 2009 también se conservan las tortugas marinas que anidan en la arena. Venir a observar a las hembras poner sus huevos o ver cómo salen las tortuguitas de sus huevos y corren hacia el mar, es una experiencia única.
Por su naturaleza intacta, su larga costa solitaria y sus olas ideales para el surf, considero que Playa Grande es un lugar perfecto para quien gusta de la acción, ama la naturaleza y quiera relajarse en una playa especial.
Carolina Quesada nació en San José, Costa Rica el 31 de agosto de 1982. Estudió periodismo en San José, Bremen, Alemania y Avignon, Francia. Hizo una capacitación en medios electrónicos en la ems/Electronic Media School en Potsdam. Actualmente trabaja en la radio y televisión alemanas. Vive en Berlín.